Divertirse con poco dinero ya no es una quimera. Si algo bueno ha traído la crisis, ha sido la proliferación de establecimientos de hostelería low cost en la capital. Locales en los que se regala comida o en los que el precio de las consumiciones es muy inferior al habitual. Por ejemplo, una caña con una tapa generosa por un euro o cócteles y combinados a cuatro euros. Cantidades que no se veían en el centro de Madrid desde hace más de una década.
Una forma de controlar el botellón y el consumo de alcohol por los menores, la sociedad debe responder para que el esfuerzo de los hosteleros pueda ser incluso mayor.